“La Elegancia del Erizo” (Editorial Seix Barral) de la francesa Muriel Barbery, se ha transformado en uno de los libros más vendidos en Chile y a nivel internacional. Déjenme contarles que comencé a leerlo en enero de 2010 y lo cerré tras haber leído 20-30 páginas, pues sentí que la historia no me atrapaba del todo. Lo reabrí a finales de febrero y la historia me empezó rápidamente a convencer. Entre medio, recuerdo que en mi viaje a Las Vegas (en febrero de este año) vi la versión en inglés de este libro y lo vi y me empezó a venir alergía porque dije: “No, no pude avanzar este libro”.

“La Elegancia del Erizo” tiene dos voces. La voz de Renée, una portera de un edificio bastante culturizada (sabe de cine arte, cine comercial o taquillero, literatura, música clásica y contemporánea) y Paloma, una niña de 12 años, con una mirada ácida de la sociedad en la que vive, pues vive en un entorno familiar bastante desequilibrado. Es tanta su molestia, que se encuentra planificando –silenciosamente- su suicidio.

Idea profunda n. º10

Paloma – La gramática estrato de conciencia que lleva a la belleza

Por lo general, por las mañanas siempre saco un ratito para escuchar música en mi cuarto. La música desempeña una función muy importante en mi vida. Es lo que me permite soportar…pues…todo lo que hay que soportar: mi hermana, mi madre, el colegio, Achille Grand-Fernet, etc.

La música no es sólo un placer para el oído como la gastronomía lo es para el paladar, o la pintura, para los ojos. Si pongo música por la mañana tampoco es que la razón sea muy original: lo hago porque determina el tono del día. Es muy sencillo y, a la vez, muy complicado de explicar: creo que podemos elegir nuestros estados de ánimo porque poseemos una consciencia con varios estratos y tenemos la manera de acceder a ellos. Por ejemplo, para escribir una idea profunda, tengo que ponerme a mí misma en un estrato muy especial, si no, no me vienen las ideas y las palabras a la cabeza. Tengo que olvidarme de mí misma y a la vez estar súper concentrada. Pero no es una cuestión de “voluntad”, es un mecanismo que se puede accionar o no, como rascarse la nariz o hacer una voltereta para atrás. Y para accionar el mecanismo, no hay nada mejor que un poquito de música. Por ejemplo, para relajarme, pongo algo que me haga alcanzar como un estado de ánimo distanciado en el que las cosas no me llegan de verdad, las miro como quien ve una película: un estrato de consciencia “desapegado”. En general, para ese estrato escucho jazz o, más eficaz a largo plazo aunque tarden más es notarse los efectos, Dire Straits (viva el mp3).

Creo que la gramática es una vía de acceso a la belleza. Cuando hablas, lees o escribes, sabes muy bien si has hecho una frase bonita, o si estás leyendo una. Eres capaz de reconocer una expresión elegante o un buen estilo. Pero cuando se estudia gramática, se accede a otra dimensión de la belleza de la lengua. Hacer gramática es observar las entrañas de la lengua, ver cómo está hecha por dentro, verla desnuda, por así decirlo. Y eso es lo maravilloso, porque te dices: “Pero ¡qué bonita es por dentro, qué bien formada!”, “¡Qué sólida, qué ingeniosa, qué rica, qué sutil!”. Para mí, sólo saber que hay varias naturalezas de palabras y que hay que conocerlas para poder utilizarlas y para estar al tanto de sus posibles compatibilidades, hace que me sienta como en éxtasis. Me parece, por ejemplo, que no hay nada más bello que la idea básica de la lengua, a saber: que hay nombres y verbos. Sabiendo esto, es como si ya te hubieran enunciando la esencia de todo. Es maravilloso, ¿no? Hay nombres, verbos…

EN LIBRERÍAS.

LA PELÍCULA

El 3 de julio de 2009 se estrenó en Francia “Le Hérisson”, versión cinematográfica del libro “La Elegancia del Erizo” de Muriel Barbery. La cinta dirigida y adaptada por Mona Achache no tiene fecha de estreno en Chile.

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