En un recorrido que nos mantuvo bastante alucinados con el equipo completo, PDV aguantó la presión de estar frente a tantos litros de cerveza fresca y local, y no lanzarnos de cabeza a las mangueras que dejaban salir ese olor a lúpulo y cebada fermentada en nuestra propia nariz.

Y sí, debo reconocer que me he encantado con la cerveza este último tiempo, gracias al mango en combinación a esa rubia y esa morena… y hasta la trigueña

Estábamos frente a los estanques de la cervecera del norte y su tan comentada CERVEZA IQUIQUEÑA!!!

Yo, mientras estaba trabajando en paralelo por otro medio al cual pertenezco, me recataba pensando en cuanto se escapaba desde esos surtidores, mientras era la hora sin sombras y el calor del asfalto hacia merma en la cordura. El calor era de locos y pensaba que lo único que cortaría esa sensación en la boca era un sorbo, de esos sin respirar y hasta que la garganta pique con el gas que se te aloja mientras la vas tomando. Heladísimo. Refrescante.

Una rubia por favor, dijo Pedro mirando el vaso que transpiraba. Julio Hernán pidió “lo mismo para mí por favor” y levantando una ceja, como saludando al vaso, se lo empinó como una yoma de pesquera. Un bocadillo para pasar la refrescante bebida. Pedro lo mismo por su lado acompañando todo con un pan que contenía quesillo, lechugas y mango.

Yo cargaba con mi note en una mochila, en otra la cámara y en otra mano, el micrófono del canal.

El camarógrafo comía también y tomaba los apoyos correspondientes del tour de la cerveza al cual nos habían invitado como canal y al cual me había colado como PDV, como PLANDEVUELO TELEVISIÓN.

Y me alejé del lugar dejando a todos caminar para saber como se utilizan las máquinas para faenar el elixir en esas pequeñas botellas. Subí las escaleras y me dispuse a tomar las fotografías desde lo alto de la fábrica.

Los periodistas y camarógrafos preguntaban, alucinaban y comían y bebían las cervezas con ganas. Hacia calor. Estaba infernal.

Finalmente Pepe, el camarógrafo del canal y con quién venía a la pauta, me hizo señas para hacer las cuñas a la gerente de ventas de la compañía cervecería del norte, mientras seguía viendo como Pedro y Julio Hernán seguían tomando cerveza tranquilamente y comiendo algunas empanaditas de coctel.

Entrevisté a María Ignacia Hernández, gerente comercial, quien nos respondió las dudas.

Termine las dos pegas, casi todos los periodistas se fueron y entre nuevamente a la fábrica.

Me hice el hueón y tomé un canapé de camarón, otro y otro,  miré el dispensador de cerveza sin el Garzón que la servía, con el vaso algo tumbado para no provocar mucha espuma de la rubia, de la trigueña y de las morenas.

Y me atreví a abrir una bandeja sellada que tenía más canapés con camarones y me serví un par mientras luchaba contra los dedos de Julio Hernán para comérmelos antes que él.

Apareció como en una nube el garzón y con un gesto, el hombre flotó por el espacio de la fábrica y tomando un vaso de medio litro, sirvió un shot de rubia coronada de espuma. Comí una media docena de quesos verdes, con especias y salí, no sin antes darle mi vaso a Pedro para que lo sostuviese y de un sorbo lo bajo a la mitad.

Una vez afuera quisimos hacer la nota para Futuro Esplendor (PDVtv) pero habríamos de descubrir que Pedro había sido condecorado y se notaba en la grabación. ¿Consecuencia? Tuve que hacer la nota yo.

Tomé lo que quedaba del vaso de esa rubia esquiva y dije, luego de sentir un sorbo, de esos sin respirar y hasta que la garganta pique con el gas que se te aloja mientras la vas tomando.

Siempre habrá vasos vacíos

Salud!

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