msn1
Twitter autor

Debo decir que esto ocurrió hace un buen tiempo atrás. Bastante, a decir verdad, ya que en ese tiempo ocupaba el msn para chatear, cuando aún no estaba toda esta invasión de Facebook y Twitter. De lo cual ahora es prácticamente obsoleto. Sin embargo, la historia, me parece pertinente traerla a colación, por no ser ajena a la realidad.

Han pasado tres años desde que la tengo en mi lista del Messenger. De los cuales hace un año -o quizás más- hemos dejado de conversar por chat. Me había convertido en una de esas personas cibernéticas nocturnas por dos años, en medio de mis desfases en el estudio por las noches. Estas conversaciones, como muchas otras, partieron con largas charlas, chistes y discusiones tontas. Simplemente un amigo o amiga del otro lado de la pantalla, sin otros fines más que conversar, como suelo tener hoy por hoy.

Con el correr de los meses tuvimos un decline en la interacción bastante marcada, y es que, a decir verdad, se me dio por no entrar mucho a la Internet en el último tiempo y mucho menos chatear, con lo cual era evidente que la mayoría con los que tenía contacto fui perdiendo de poco la calidad de la comunicación. Yo tecleaba desde Argentina y ella desde Chile (la llamaremos ella). Empero, dejamos de chatear con frecuencia para final y simplemente dejar de chatear. Entonces, esta persona se convirtió en un ícono amarillo más de mi no tan larga lista de conectados. Y así por ocho meses, o quizás, un año.

Sin embargo, por azares de la vida, este ícono sin vida de mi polvorienta lista sin previo aviso se antro-materializó, me la encontré en una sin importancia feria del Perú hace unos días atrás (allá, por el 2010), donde estaba (estábamos, al parecer) de paseo. Al principio no la reconocí, pero algo me decía que de algún lado la ubicaba (por fotos de internet). Después de unos minutos, dos neuronas en mi cabeza hicieron sinapsis… ¡Y claro!, era _____@hotmail.com.

Me hice el desentendido por un rato, nos topamos tres veces. Al parecer no me reconocía, o por lo menos lo parecía. En un rato, antes de salir, la volví a ver en una tienda de películas buscando quién sabe qué estreno ver. Me acerqué con intensión de saludarla y finalmente irme. Me paré al lado, volteó la cabeza, me miró sin reacción alguna volviendo nuevamente a sus películas. La señora que atendía el local me preguntó qué andaba buscando, a lo que yo le dije que sólo estaba mirando. Silencio. Ella seguía en lo suyo, yo parado, y la señora que atendían parada también, pero del otro lado del mesón. Momento incómodo. Terminé estrechando la mano y saludando, mencionando su nombre, rogando no haberme equivocado de sujeto. Resultó ser. Me reconoció, nos saludamos con titubeos, evidente de dos personas que sólo se conocían detrás de un teclado.

No recuerdo las palabras verbales que intercambiamos, sólo recuerdo que fue breve, propio de un ícono con el cual no me relacionaba hace más de año (seguramente más). Salí de esa feria algo tranquilo y riendo, pensando en lo loca que es la vida y lo raro que es saludar a alguien en persona después de tener un historial de zumbidos a través de las ventanas del MSN. Pero la cosa es que ocurrió. Fue incómodo, pero simpática la situación. Y seguramente siendo la primera de varias más. En cuanto a los iconos, estos que a veces están disponibles, otras veces ocupados, ausentes o desconectados, éstos, tarde o temprano cobran vida, respiran, se materializan en personas que internet promociona y que ellas mismas, son partícipes. Y que por azares de la vida te lo encuentras en el lugar que menos te imaginas.

Comentarios

Comentarios