Por César Maturana

Una de las temáticas más ocupadas por quienes quieren ser parte de Iquique en 100 palabras tiene relación con las Salitreras, ese periodo de la historia de Chile que aún muchas personas añoran y recuerdan con nostalgia, de estos relatos podemos rescatar a La Llorona o el origen de la frase tomemos once incluso el porqué de algunas conductas muy iquiqueñas como lo es la siesta.

Una de estas historias se metió dentro del concurso de este 2017, Iquique en 100 palabras no podía no tener un relato pampino y menos dejar de lado el que cuenta la historia de la temida Cola del diablo.

Roberto Rebolledo de 69 años y dueño del premio al Talento mayor, nos cuenta la historia del mítico remolino, y como 2 calicheros de tomo y lomo mientras toman choca comentan sus aventuras con este temido remolino. Porque para quienes no saben, la cola del diablo en la vida pampina no es más que una ventolera agresiva que manda a la chuña a personas, perros, gatos, calaminas y hasta caballos decían.

Don Roberto nos comenta que su inspiración vino de relatos escuchados cuando niño en medio de las calicheras “cuando acompañaba a mi padre. En el antiguo sistema Shanks de explotación salitrera”.

De la vida en esos tiempos don Roberto recuerda  la vida cotidiana, sus instituciones, costumbres. “Las experiencias de la niñez son difíciles de olvidar; más aún cuando la mayor parte de mi vida la he vivido entre Arica, Iquique y Antofagasta”.

Y aunque sabe que esta vida no volverá, sí está consciente que gracias a sus relatos es posible revivir a diario esos momentos recordados, es así como insta a los jóvenes y demás pampinos a que se despierte el espíritu pionero de los gigantes del desierto de Atacama, «hoy adormilado por el consumismo y el desarraigo. Esta región fue modelada por personas muy especiales que fueron capaces de aliarse con el desierto más árido del mundo. Personas venidas de todas partes, especialmente chilenos ‘enganchados’ en los campos de Chile. Jóvenes fuertes, aventureros y emprendedores que en las salitreras formaron sus familias y se incorporaron a este norte grande cosmopolita”.

Dicen que el recuerdo es el presente que le entregamos a nuestros niños para su futuro, claramente con este relato, estamos entregando a nuestros niños el mejor regalo, una vida sana, esforzada y alegre. Una vida pampina.

LA COLA DEL DIABLO

Talento mayor

Los patizorros tomaban el lonche en medio de sus calicheras, la marraqueta de mortadela grasosita o milanesa con huevo, la choca de té chino en la botella forrada con alambre de explora. La conversa es sobre las colas del Diablo y quién ha tenido la mejor experiencia: «A mí una cola me levantó como cien metros en la pampa y estuve como una semana mareado», cuenta don Isidro. «Eso no es na’», refuta don Jacinto, «yo estaba arreglando el techo, me pescó una cola del Diablo y me dejó con calamita y todo en la otra oficina».

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