Una macabra leyenda, que devela un maquiavélico secreto ideado por una familia francesa, artífices del cultivo de la cepa Carménère, extinta debido a la plaga de la filoxera, que azotó a Europa y cuya producción se mantuvo clandestinamente cautiva en barricas milenarias chilenas desde el año 1860 a 1994.

Una película que en 106 minutos narra escalofriantes hechos que van desencadenando el surgimiento de la viña «ierra de Sangre, una historia basada en testimonios tejidos por campesinos chilenos, y recopilados por el mismo director, en las clásicas fogatas rurales, a la luz de la luna.

Tierra de Sangre, es un espeluznante largometraje dirigido por el norteamericano James Katz, y que el próximo jueves 5 de junio debuta en todas las salas de Chile, con calificación para Mayores de 14 Años -debido a sus sanguinarias escenas- y protagonizado por la actriz mexicana Aislinn Derbez como Magdalena (La Promesa (serie); Te presento a Laura); el chileno Cosmo Gonik como Louis (Que Pena Tu VidaHeaven (cortometraje), Mapa para Conversar); y el francés Aurélien Wiik como Etienne (Somewhere).

En el rodaje de Tierra de Sangre, que duró ocho semanas, no estuvo exento de fenómenos paranormales en el versallesco castillo patrimonial Las Majadas en Pirque, también intervienen los chilenos Camila Hirane, Cosmo Gonik, Sergio Hernández, Nicolás Saavedra, Francisca Walker, Erto Pantoja y Diego Ruiz.

“Es una película como de suspenso….hay una maldición en la viña y yo ahí interpreto un personaje que es más o menos humano”, revela, Aislinn Derbez, hija del comediante Eugenio Derbez, respecto a su rol en Tierra de Sangre.

Origen del Carménère

Cuenta la leyenda del vino Chileno que la cepa Carménère, que en la actualidad posee más de cincuenta etiquetas en el país, se descubrió una tarde de noviembre en 1994, cuando empelógrafo francés J.M. Boursiquot, acompañado del enólogo chileno Philippo Pszczolkowski, recorrían la Viña del Carmen, en Alto Jahuel, alertados por el galo Boursiquot, quien argumentó que las vides criollas cultivadas con tanto esmero “no eran Merlot ni Cabernet Franc, sino Carménère”,   y eran tal y como las describían en la Ampelografía de P. Viala y V. Vermorel, del año 1901, “Carménère:  cepaje poco extendido del Medoc Francés, que da un vino extraordinariamente potente, aterciopelado y de gran color. La aparición de la filoxera, un insecto que asoló los viñedos europeos en 1860, sumado a su complejísimo cultivo, la habían hecho desaparecer». Así, el SAG en el año 1996 incorpora la cepa a sus registros,  la Viña Santa Inés la embotella como tal y a fines del siguiente, en un congreso, un importante personero de la industria admite la confusión Merlot/Carmenère,

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