Exitosa resultó la presentación en la región del ballet Antumapu con la obra Pica, Flor del Desierto. Cerca de tres mil personas tuvieron la oportunidad de apreciar el montaje escénico cuyas funciones formaron parte de la organización realizada por Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi. Y es que las presentaciones realizadas tanto en Pica, Alto Hospicio, Pozo Almonte e Iquique fueron organizadas por Collahuasi con la colaboración de los municipios correspondientes.

Para la compañía la idea de traer el número artístico basado en una investigación de 3 años, tuvo como objetivo compartir y difundir un patrimonio cultural de gran valor como es la Fiesta de San Andrés de Pica, desde su origen hasta hoy en día, explicó el gerente de Relaciones con la Comunidad, Luciano Malhue.

Tras la última presentación, efectuada en el frontis del Teatro Municipal de Iquique, el director general de la obra, Oscar Ramírez, destacó la riqueza patrimonial que tiene la festividad de Pica, que debe traspasar las fronteras nacionales y a través de la cual se mantienen tradiciones que deben ser conocidas.

INVESTIGACION

Fueron 38 bailarines y 15 músicos los que dieron vida a la obra conformada por los cuadros: Oásis de Pica, Sincretismo Cultural, Símbolos de Identidad, Apóstol San Andrés, Figura Bíblica, Celebración Religiosa de San Andrés, Bailes Religiosos, Celebración en la Ramada y Bajada de La Huara y Despedida.

Poco más de una hora duró cada presentación del montaje, basado en una investigación que demoró tres años al ballet folklórico llevar a cabo, permitiendo captar y agregar a la obra detalles como rasgos culturales que tienen su origen en la presencia de la tribu indígena descendiente del imperio incaico, españoles que llegaron al lugar y esclavos negros traídos desde África. Con el paso del tiempo se mezclaron las razas apareciendo los zambos, mestizos y mulatos. Consecuencia de ello es que variaron las costumbres y creencias, siendo los españoles quienes solicitaron construir una Iglesia para cristianizar al pueblo que fue bautizado como San Andrés de Pica.

El montaje escénico dirigido por el director artístico Óscar Ramírez, el director musical Adolfo Moya, es un reflejo de la identidad patrimonial, expresada en un sincretismo entre las culturas indígenas.

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