Olivia comienza a recibir una serie de llamadas y mensajes erróneos para cobrarle las deudas de una total desconocida llamada Lorena Ruiz. Decide salir en busca de la mujer y defender su identidad, amenazada por un sistema oscuro y afectada además por la enfermedad de su madre.

La actriz Loreto Aravena carga con todo el peso dramático de esta intensa película que se estrenará en salas de todo el país el próximo 19 de noviembre. Distribuye Market Chile, compañía especializada en cine chileno.

No soy Lorena tuvo su estreno nacional el año pasado en SANFIC y una premiere mundial en el destacado Festival Internacional de Cine de Toronto.

En el elenco también participa Paulina García, Matías Oviedo, Maureen Junott y el argentino Lautaro Delgado.

«Es un viaje emocional»

La idea de la película nació cuando la directora Isidora Marras comenzó a recibir llamadas de cobranza. «Eran para una mujer desconocida llamada Lorena Ruiz«, cuenta. «Durante ese año los llamados se intensificaron tanto que ya me incomodaban. Comencé a pedir que me sacaran de la base de datos y nada, fui a hacer reclamos personales a tiendas de las que ni siquiera soy clienta. Me imaginaba cómo sería esta mujer a modo de juego, qué hacía para evadir los pagos. Traté de que las personas que me llamaban para cobrarle a ella me dieran información pero, paradójicamente, me contestaban que los datos de Lorena Ruiz eran confidenciales a lo que yo respondía ‘ah y los míos ¿no?’. Una mañana de sábado me llamaron seis veces de una casa comercial preguntando por ella. Ya tenía identificado los números de los que me llamaban así que mi técnica era no responder. Pero cuando vi la cantidad de llamadas perdidas me sentí agredida. Surge entonces la reflexión de cómo funciona el sistema de cobranzas. La distancia entre las tiendas y sus clientes al momento de cobrar es abismal, todo se vuelve un gran laberinto por el que transitar ¿Qué pasaría si este nivel de acoso le ocurriera a una persona que en ese momento de su vida se ve vulnerable y le generara una crisis mayor? La idea era, en un inicio, buscar a Lorena Ruiz a través de un documental pero luego, cuando postulamos el proyecto a Lastarria 90 Cine Digital, nos plantearon la inquietud de explorar la historia desde la ficción. Fue entonces que le propuse a mi colega y, en su momento compañera de universidad, Catalina Calcagni que escribiéramos juntas la película y así lo hicimos«.

Luego vino el casting. «Para el personaje de Olivia llamamos a actrices que nos parecían adecuadas para el personaje«, recuerda la realizadora. «A Loreto la conocía por la serie Los 80, su nombre surgió a través de la productora ejecutiva Josefina Undurraga. Hizo un casting preciso, entendía a Olivia perfectamente. A Matías Oviedo lo conocía a través de sus personajes en televisión, también llamamos a casting para su personaje. Con Loreto conectaron de inmediato. Lautaro Delgado llegó a través de nuestro co-productor argentino Gabriel Pastore. Lautaro ha trabajado en varias películas argentinas, es un tremendo actor. En cuanto me lo propusieron y vi parte de sus trabajos anteriores supe que él era Mauro. Ya una vez que nos conocimos no hubo dudas. Paulina García y Gabriela Aguilera son dos actrices que yo seguía desde pequeña. Siempre quise trabajar con ellas. Tener la oportunidad de hacerlo en mi primera película fue un lujo. Buscamos que todos los personajes de la película fue ran interpretados por actores potentes y así fue. Quedé muy contenta con el resultado«.

Sobre el rodaje, Marras destaca: «Lo primero que grabamos fue una marcha estudiantil en marzo de 2012. Necesitábamos contextualizar la película en el Santiago del 2011-2012 donde ocurrían las protestas. Fue una jornada intensa. Luego el proceso de rodaje formal se dividió en tres fases. Fue maratónico, no teníamos margen de error. Tuvimos un tremendo equipo humano con el que pudimos cumplir los tiempos«.

La cineasta define a No soy Lorena como «un viaje emocional. Acompañamos a Olivia en un momento particular de su vida por el que todos hemos pasado, cuando nos preguntamos quiénes somos realmente y cuántos podemos ser al mismo tiempo. Una de sus particularidades es que estamos todo el tiempo con Olivia, la imagen y la banda sonora nos transportan por un mundo de sensaciones por el que nos dejamos llevar. Creo que la película habla también de algo que vive mi generación hoy: estamos en un contexto donde las ideologías ya no existen, el individualismo es la ley que prima. Entender quiénes somos y dónde pertenecemos no es una reflexión con respuesta evidente, incluso puede llegar a ser confusa«.

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