Por Roberto Gómez Bolaños (Chespirito)
Hubo una vez un muchacho
que en el barrio más convulso
se supo ganar a pulso
la fama de ser muy macho.
Entonces no era borracho;
esto ya fue posterior,
cuando siendo boxeador
pudo hartarse de billetes
distribuyendo moquetes
al estricto por mayor
Pero detrás del chiquillo
generosamente estaba
el hombre que manejaba
su carrera y su bolsillo.
razonamiento sencillo:
“De lo que ganes aquí
me corresponde a mí
las porciones adecuadas.
Pero todas las trompadas
te corresponden a ti.”
Y abundaron los placeres
cuando al llover los contratos
conquistaba campeonatos
y conquistaba mujeres…
Pero en esos menesteres
fue perdiendo juventud,
fama, dinero y salud,
hasta quedar finalmente
con la rechifla inclemente
de la ingrata multitud.
Pues convertido en escoria,
el famoso boxeador
perdió con el retador
el cinturón y la gloria.
De la tristísima historia
ya conocemos el resto:
Tras desenlace funesto,
el muchacho al fin reposa
para siempre en una fosa.
(Fosa común, por supuesto.)
* Extraído del libro “…y también poemas” de Roberto Gómez Bolaños.