Interior, día. Una sala de redacción en un periódico pobre. La plana de periodistas del diario está, en su mayoría, de vacaciones. Quedan algunos que guardan su feriado legal para otras fechas y un par de universitarios que hacen sus prácticas profesionales y un recién titulado que no vio reparos en el mísero sueldo que iba con la pega.

Los días de verano en Iquique se contradicen con el invierno altiplánico y hay lluvias anunciadas para las comunas rurales. “Llámate al Arístides” es la orden que recibe el recién titulado de parte del director del diario. ¿Quién? pregunta el periodista, no es atendido por el jefe, que sólo le entrega en una papel cuadrado de un taco de una AFP un número telefónico de red fija. Uno de los de la vieja guardia, de los que dejaban sus vacaciones para otras fechas, le aclara que el Arístides se apellida Herrera y es a quien hay que llamar si quieres saber reportes actualizados y certeros de cómo está el clima en esas zonas.

Exterior, día. En un taxi (colectivo como le dicen en Iquique) el conductor con una pasajera van conversando. Un tipo hace parar el vehículo cerca de la Plaza Condell. Se sube. Es el periodista recién titulado. Han pasado diez años. Escucha la conversación –para la oreja- y en eso está cuando escucha el nombre Arístides, dicen que está enfermo. El periodista saca cuentas de cuántos Arístides pueden haber y si puede tratar de Arístides Herrera, el único Arístides que suena en su memoria, el que en su primera pasada por los medios de comunicación le atendió el teléfono siempre que se hablaba de lluvias.

Unos días más tarde, sentado en su oficina el periodista revisa los diarios como parte de su día a día. Lee sobre el fallecimiento de Arístides Herrera.

En días en que hablar de comunicaciones es hablar de redes sociales y cuando muchos se autodenominan comunicadores sociales, la partida de Arístides Herrera merece una reflexión sobre el rol de quienes comunican y de la función que tienen. Comunicar no es difamar en busca de más RT ni correr detrás de un accidente de tránsito para contar si hay muertos. Comunicar es entregar información de importancia para las personas. Tal como lo hizo durante tanto tiempo Arístides Herrera.

PD: De paso saludos a la memoria del Cacho Viveros.

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