Desde la casa porteña del poeta Pablo Neruda, La Sebastiana, el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, levantó el teléfono para anunciarle a Raúl Zurita su más reciente reconocimiento: el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2016. Desde el otro lado, un emocionado Zurita agradeció el nombramiento: “Estoy sin palabras. Muchas gracias a cada uno de los miembros del jurado y a usted Ministro, es realmente muy, muy emocionante”.

El Secretario de Estado, destacó: “Chile es un país de poetas, sobre eso no hay discusión. Estamos muy conformes y orgullosos con la decisión del jurado, que con este galardón hace un reconocimiento a la obra poética de Raúl Zurita. Una vez que el Consejo de la Cultura se transforme en ministerio, será fundamental seguir entregando este premio”.

Nos parece muy relevante encontrar instancias de reconocimiento a las artes, a la literatura, y en particular a un género que en Chile y en América Latina está dando grandes nombres de escritores jóvenes que siguen publicando junto a editoriales que a su vez siguen apostando por la poesía como un valor profundo de las identidades culturales locales”, agregó el titular de Cultura.

Zurita comentó además que este reconocimiento lo recibe “con mi pensamiento puesto en los jóvenes y nuevos poetas chilenos y latinoamericanos, quienes están abriéndonos al mundo, y pensando en que la poesía es posiblemente la voz más profunda del pueblo chileno”.

El poeta obtendrá una medalla, un diploma firmado por la Presidenta de la República y el Ministro de Cultura y 60 mil dólares, lo que lo sitúa como uno de los galardones más relevantes de Iberoamérica. El premio será entregado en una ceremonia de manos de la Presidenta Michelle Bachelet en el Palacio de La Moneda, en fecha convenida entre las partes.

El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda es concedido por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), a través del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (CNLL), a un autor o autora de reconocida trayectoria, cuyo trabajo sea una entrega notable al diálogo cultural y artístico de Iberoamérica.

En esta, su décimo tercera versión, el jurado estuvo compuesto por Naín Nómez, Cristián Warnken, Mercedes Roffé, Jorge Boccanera y Roberto Echavarren, figuras de reconocido prestigio por su aporte a la creación o la crítica literaria, especialmente en el ámbito de la poesía.

El uruguayo Roberto Echavarren destacó que “lo que me atrae de Zurita es esta reconstrucción o recreación de lo que puede ser un enclave geográfico tanto de Chile como de Latinoamérica, además de cómo inserta la problemática histórico-política en su obra, pero sin ser una poesía panfletaria, sino más bien incorporando lo político y lo histórico en lo estético, con una plenitud de realización y calidad que me parece lo más admirable”.

El escritor nacional, Cristian Warnken, aseguró que “la poesía de Zurita no ha dejado de explorar y llegar a zonas del lenguaje y el ser americano con una profundidad notable. Es un poeta original, que ha cambiado la poesía de las últimas décadas. A algunos les gustará más o menos su estética, pero fue unánime en el jurado reconocer que estamos ante una voz potente, desgarrada, donde se cruza la memoria, la alucinación, y donde el paisaje chileno, que es uno de los sellos de la poesía chilena, es visto desde un estado de locura, esas montañas que se levantan, esos ríos que hablan. Su poesía tiene la profundidad del Antiguo testamento y La divina comedia, pero en el paisaje americano”.

Zurita, quien en 1979 removió la escena literaria local con uno de sus textos esenciales, “Purgatorio”, ha sobresalido en las letras chilenas como una de sus voces contemporáneas más relevantes. Desde los ‘70 destaca como uno de los nombres detrás del CADA (Colectivo de acciones de arte), donde compartió con Lotty Rossenfeld, Juan Castillo y Diamela Eltit, utilizando el arte como arma de resistencia política y escudo a los vejámenes del Estado.

Anteparaíso (1982), El amor de Chile (1987) y Zurita (2011) son algunas de sus obras más transversales, donde la temática política se convierte en un eje fundamental de sus letras. El golpe militar y el dolor intrínseco que origina este cisma define su creación y la motiva como un mitigante de ese desgarro país. Así es como su poesía se suma a la tradición latinoamericana de las letras que resisten y explican los procesos políticos en los que ha devenido el continente.

Según consta en el acta, los otros finalistas fueron el poeta chileno Efraín Barquero y la mexicana Elsa Gross. El documento destaca la trayectoria de Raúl Zurita, Premio Nacional de Literatura en 2000: “el jurado ha decidido otorgar el premio por la dimensión estética y política de su obra, destacando entre otros aspectos la trascendencia de su poesía, a través de la cual se expresan las distintas voces de la historia latinoamericana reciente y una vivencia telúrica y alucinada de la geografía americana, mediante una escritura innovadora, que retoma y reelabora los puntos clave de la tradición cultural occidental. Desde Neruda ha habido pocas figuras en la poesía chilena de estas últimas décadas que haya llevado la poesía y la historia latinoamericana a un horizonte tan extremo”.

El premio, de carácter anual, fue creado en 2004 como homenaje al centenario de Neruda, por acuerdo entre el CNCA y la Fundación Pablo Neruda.

En sus 12 años de existencia, este reconocimiento ha recaído en José Emilio Pacheco (México); Juan Gelman (Argentina); Carlos Germán Belli (Perú); Fina García-Marruz (Cuba); Carmen Berenguer (Chile); Ernesto Cardenal (Nicaragua); Antonio Cisneros (Perú); Óscar Hahn (Chile); Nicanor Parra (Chile); José Kozer (Cuba); Reina María Rodríguez (Cuba); Augusto de Campos (Brasil).

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