Por Cosme Fulanito

“Mira, si son verdaderas tribus urbanas”; fue el comentario de la señora de rojo a su marido. Los dos andaban de la mano para que ella se sintiera segura ya que se veía un poco nerviosa, “entre tanto muchacho loco sobre ruedas”; como les decía a los jóvenes que estaban patinando.
Eran las 4 de la tarde y el Skatepark de nuestra ciudad estaba lleno. El recinto es nuevo y en tamaño y vanguardia es uno de los principales de Sudamérica. Fue elaborado por los propios skaters con ayuda de diseñadores de la capital. Es la ultima “joyita” que posee nuestra ciudad histórica y turística.
Pese a la gran cantidad de jóvenes practicando deportes extremos, los espacios están bien segmentados y el respeto es algo que se impone entre los presentes. Es un verdadero espectáculo el que se aprecia durante todo el día, se nota que muchos de los deportistas son profesionales o van en vías de. Recuerdo haber visto en videos de otros países cuando era más niño, algunas de las maniobras que realizan para los atentos lentes de cámara de sus amigos y de las personas que gustan de sacar fotografías deportivas.
La música suena fuerte en un rincón del parque; es un grupo de muchachos que esta conversando mientras los otros patinan como si nada importara, como si sus tablas fueran una extensión de su cuerpo, asi como para otros lo son los patines y las bicicletas.
“Iquique ciudad extrema!” es lo que pienso mientras observo el entorno y converso con un amigo sobre la cantidad de accidentes que ha habido últimamente en el parque, a mi parecer, la prensa se ha encargado de exagerar los hechos, asi como también las voces alarmistas que no se han demorado en decir que esta mal diseñado, que falta seguridad, etc. “Es culpa de los propios tipos que no usan protección, nada más”; dice mi amigo.
Hoy en la tarde es solo alegría lo que se ve en el parque; padres y sus hijos, personas riendo, gente escuchando música, parejas de enamorados…
Los niños pequeños son los más contentos con esta iniciativa, uno con un pequeño skate esta impresionado viendo como los adultos hacen piruetas, piruetas que para él ahora son inverosímiles, pero que un día serán pan comido, el día que forme parte de esta verdadera tribu urbana.