Si le digo a usted querido lector que existe un festival llamado Lollapalooza lo más probable es que me diga que no lo conoce o que oyó por ahí que era un evento que venía a Chile; pero es seguro que si le digo Hullabalooza usted salté en un pie y me diga – Sí! ese festival itinerante donde Homero Simpson era la atracción del show y aguantaba balas de cañón con la ponchera…- exactamente mi estimad@.
Lollapalooza será el festival de música internacional, a realizarse el 2 y 3 de abril del presente año en Santiago (¡cómo no!) y que traerá por estas tierras a un cúmulo de artistas para el asombro y deleite del exigente público nacional.
Vamos por partes…
El evento concita una gran expectación, a mi entender no sólo por el hecho de tener el juguete que no tuvimos cuando pequeños. ¿Recuerda usted el origen de Lollapalooza allá por la primera mitad de los 90s?, a usted le hablo, joven – y no tanto – que ronda entre los 25 y los 35 años. Yo lo recuerdo muy bien…
Recuerdo a Ruth Infarinato (1) – esperando el color de pelo que la acompañaría ese día – presentando las cápsulas de noticias MTV referentes al festival del verano en las tierras del Tío Sam; Lollapalooza era la atracción del verano, ese festival que te marcaba de por vida y que veías con una envidia enorme, empotrado en tu sillón, a los gringos que saltaban borrachos mientras Jane’s Adicttion hacía sonar los acordes. Este concierto era la gran cita de la música alternativa, cuando la palabra significaba mucho; era un concepto, una visión, una forma de vida. A ratos sabías por la televisión que acababa de tocar Green Day, y seguía Red Hot Chilli Peppers; que a la hora de almuerzo se presentaba una excéntrica banda de nombre Tool, cual vocalista hacía gala de su frikerio vistiendo un traje de baño de los años 40; sabías de la última consigna para levantar el puño a través de las palabras de Zack de la Rocha en una presentación de Rage Against the Machine – banda insigne del festival – y así, desde bien lejos, sabías que existía un concierto que además integraba una feria de variedades a la antigua usanza de las ferias itinerante norteamericanas con sus personajes freaks, puestos de juegos, de comida y mucho, mucho alcohol…
En eso estaban los gringos en los 90s, cantando con los Smashing Pumpkins y rapeando con los Cypress Hill.
Lo que hoy llega a Chile no es más que el resabio de un Perry Farrell apoltronado, y la estrategia de marketing de alguna productora que sabe que el target de público es masivo, tomando en cuenta todos los que fuimos adolescentes en la primera mitad de los 9os. Lollapalooza resulta un concierto más, pueden crucificarme por ello, pero el que vengan bandas de renombre no basta. Quizá lo más destacado es The Flaming Lips, Devendra Banhart y Fatboy Slim, por el lado internacional, y por lo nacional, Los Bunkers, Chico Trujillo, Fother Muckers, Como Asesinar a Felipes y The Ganjas, más de eso , no hay. Si vieramos en perspectiva y fuesemos de verdad talibanes de Lollapalooza, debiera estar Lady Gaga como plato fuerte de algún día, así como Paramore y MGMT, solistas y bandas que hoy por hoy la rompen y marcan pauta.
Han pasado los años y la música y estilos se han diversificado. Lo alternativo se fue por el caño, las bandas prestan sus temas para comerciales de las grandes compañías; el rock ya no es el rock y lo Indie ya ni siquiera se entiende bien que es. Lo de Chile será esa extraña forma que tenemos de sacarnos la espina, de borrar la bala pasada, de hacernos los que también tenemos Lollapalooza y creer que por una sola vez, estaremos de vuelta en los 90s, sólo que esta vez será un poco diferente, sólo un poco… un Lollapalooza con cancha VIP, con sashi como refrigerio y bebidas isotónicas para hidratarse; como toda nuestra cultura pop; siempre 10 años después.
(1) Ruth se convirtió en una de las conductoras más reconocidas en MTV para la región hispanoamericana. Por más de diez años, Ruth fue la personalidad principal al aire de dicha cadena, participando diariamente en programas que llegaban a más de 25 millones de hogares en 22 países, fue la conductora, co-productora y escribió varios programas interactivos, entre ellos Conexión, el cual fue el programa de mayor rating de MTV Latinoamérica, siendo visto en todo el cono sur del continente americano. En dicho programa entrevistó a varias personalidades del mundo del espectáculo internacional como Madonna.
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