Debo confesar que pasaron años de espera, los cuales fueron acrecentados por las constantes mofas de mis amigos y familiares del centro/sur del país, cada vez que se realizaba algún evento de este tipo, por lo cual tanta frustración, sed, envidia y calor fueron creando en mí, un monstruo lleno de expectativas para el día en que se dignaran a realizar un Festival de la Cerveza por estos lares. Pues bien, ese día llegó y no sólo uno, sino tres, por lo que el mismísimo día viernes empecé de tempranito a hinchar para partir a tan magno evento. No obstante, pese a mis reclamos y protestas, recién llegamos al ex estadio Cavancha, en compañía de la Stefy y unos amigos, a las 22:00 hrs, una vez dentro me sentí como niño en confitería y la verdad no sabía por dónde empezar, sin embargo mi entusiasmo inicial fue decayendo al encontrarme con varias situaciones y detalles que me hicieron recordar el por qué Iquique nunca se ha caracterizado por tener la mejor de las organizaciones en lo que a eventos masivos se refiere, a saber:

1.- Locación, precios y organización: El ex estadio Cavancha es el caballito de batallas de la IMI, y evento que se haga (a excepción del Festival claro está) vamos tirándolo para allá, y la verdad sea dicha, el pobre y alguna vez glorioso recinto deportivo ya no está para nada más que para una jubilación (si hasta los permisos de circulación los entregan allá). Así las cosas, de entrada nos encontramos con una especie de ramada de 18 chico pero sin pesca milagrosa y harto weon snob (no tanto como en las catas de vinos pero si habían hartos) de sopetón te encontrabas como con 10 parrillas repletas de anticuchos (que sería todo lo que había para comer).

En lo que a precios se refería (dejando aparte la entrada que estaba a tres lucas) todas las chelas estaban sobre $2.000 y en vaso plástico, a menos que te trajeras tu propio schopero o compraras uno ahí a no menos de 4 lucas, pero como no soy Tony Kamo no pude intuir que tenía que traer mi vasito de la casa y en vez de gastar 4 lucas en un vaso que me podían significar 2 chelas, preferí quedarme con los plásticos que después cambié por las botellas de 330 cc, las cuales algunas te tocaban heladas, otras tibias y otras derechamente hirviendo, en ese momento me di cuenta que a menos que contara con una tarjeta que dijera todo lo que pueda tomar, o una cuenta bancaria como la del Sr. Berton Feliú (flamante ganador del Kino) llegar a las 4 de la tarde – como era mi idea inicial – era francamente una soberana estupidez, sobre todo tomando en consideración  que después de unas cuantas copas me baja el Farkas que llevo dentro y vamos gastando mierda, total que el Jorge sobrio lidie mañana con eso.

Así y todo igual me anduve entonando y por ende igual gaste más de lo presupuestado (malditos cerdos capitalistas con su sensual y estúpida cerveza, ambrosía de los Dioses) por otro lado escasearon los lugares para sentarse que se reducían a unas mesitas en el centro, donde para lograr asiento, había que asesinar a uno de los comensales.

Al poco rato  empezó a tocar la banda Rey Sargo que por lo menos permitió parame frente al escenario y pasar el tiempo un rato lejos de los stands y darle así un respiro a mis arcas, respecto al show no me considero muy fan de la banda en cuestión (a los cuales he visto hasta el hartazgo en el Democrático) por lo que tampoco disfruté mucho y tampoco consideré que era para tanto como unos cuantos comentaban por ahí, los cabros son wenos pero serían mejor si no se notara tanta la influencia de la Banda Conmoción.

2.- ¿Probar toda la variedad de chelas ofrecidas? IMPOSSIBRUUU: Yo creo que la mayor decepción pasó precisamente por este ítem, había una gran gama de sabores y marcas de cervezas pero la verdad se me hizo imposible probar todas las que quería o derechamente probarlas todas, primero que todo por razones obvias ($) segundo, cuando me paré en el stand de una marca (no recuerdo su nombre) que ofrecía todo un arcoíris de sabores, la fila era brutal y desanimaba a cualquiera, lo que al cabo de unos minutos te hacia decir al demonio voy a la segura, fue así como terminé tomando de un stand en el que encontré una chela ámbar en botella bien helada y bien rica, en donde me anclé hasta que mi billetera grito espantada ¡PARA WEON PARA!

3.- Weones curaos odiosos, weones curaos odiosos everywhere: En un momento en que se me perdió la Stefy (para variar) me separé de mis amigos y comencé a buscarla, cuando de repente, de una mesa unos weones que en mi perra vida había visto, me empezaron a decir -“oye weon, si tú, no te hagay el que no escuchay, que onda wn hablemos ahora po wn”- y yo – “eeeeh que onda viejito”-  y mientras los miraba con cara de are you talking to me?, los locos empezaron de la nada a mover las manos y a balbucear incoherencias, raudo saqué mi diccionario ebrio-español y pude deducir que se estaban confundiendo con un NN, fue en ese momento cuando los tipos se pararon dirigiéndose hacia mí, ya derechamente en mala, mientras yo los miraba impávido sin cachar una, gracias a Dios los amigos con los que fui, que habían cachado todo el rollo y que pensaban de hecho que los tipejos en cuestión y yo nos conocíamos y sólo estábamos weviando, saltaron y calmaron los ánimos salvando el día de este pobre cronista ebrio y confundido (hay que mencionar eso sí, que la pinta de mis amigos es para espantar a cualquiera, malditos eslabones perdidos) acto seguido apareció Stefy y  decidimos terminar nuestra experiencia BierFest, previa meada de 2 horas, enfilamos hacia algún bar iquiqueño jurando no volver nunca jamás a este mal experimento llamado BierFest Iquique.

Espero de verdad que si vuelve el próximo año, se haga en otro lado y se replanteen las condiciones para hacer de este Festival de la Cerveza un lugar donde valga la pena ir todos los días que se haga y salir como zapato habiendo probado todas las chelas del universo conocido.

Para terminar, el mejor brindis de la historia obra del viejo y querido Homero Simpson

“Por el alcohol, la causa y solución de todos los problemas de la vida”

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