Catorce años habían pasado desde que Jay Kay y los músicos que dan vida a Jamiroquai no venían a Chile, y el público lo hizo notar. Sí, porque sólo bastaba mirar el Movistar Arena, el cual estaba colmado de fanáticos que llevaban puesto diferentes y extravagantes sombreros que alguna vez el cantante había utilizado para las portadas de sus discos o en sus conciertos. El ambiente era único y se sentía a creces la emoción de los asistentes.
La noche comenzaba a eso de las 20:00 horas con las bandas nacionales PapaNegro y Matahari, quieren fueron un golpe de energía y dejaron prendido al público que esperaba ansioso a la agrupación británica.
A las 22:30 horas (puntual) hace aparición en el escenario Jamiroquai, con un enorme sombrero de plumas moradas y blancas y una chaqueta beige con flecos, al más puro estilo cowboy. Inmediatamente comienza a sonar Rock Dust Light Star, la canción que da nombre a su tour, y la que bastó para que los más de 15 mil asistentes que esperaban con ansias a la banda, aplaudieran, gritaran, saltaran y corearan eufóricos una quincena de temas.
Por supuesto no faltaron los clásicos como Cosmic Girl, Alright, Virtual Insanity, Deeper underground y Love Foolosophy, que tuvo una emocionante intro que el público cantó codo a codo y que finalmente terminó desatando la locura del lugar.
El show, sin duda, podría haber sido perfecto de no ser por los problemas de sonido que mantuvieron constantemente alerta a J. Kay y también algo molesto, quien se acercó disimuladamente al sonidista en un par de ocasiones para ver qué ocurría con los acoples y el retorno. Sin embargo, no fue un punto que haya opacado la gran actuación de los músicos.
Peluches, banderas, sombreros y pulseras fluorescentes volaban a destajo hacia el escenario. Incluso un sostén negro cayó a los pies del cantante, quien lo levantó y mostró al público con una cara de interrogación enorme.
La fiesta se extendió por cerca de dos horas. ¿La impresión? Jay Kay disfrutó al 100% su segundo concierto en Chile. Lo pasó bien y quería que todos lo hicieran. Bailó, saltó y se deslizó por absolutamente todo el escenario sin problemas. Agradeció al activo y desatado público, saludó en reiteradas ocasiones y cantó de manera impecable 15 canciones, muchas de ellas con diferentes (pero no peores) versiones y que, sin duda, cumplieron con las expectativas de los fanáticos.
El cierre no fui muy diferente al de mayoría de las bandas extranjeras que se presentan en nuestro país. Con la bandera chilena a cuestas interpretaron la última canción, White Knuckle Ride, dando término al añorado reencuentro entre Jamiroquai y sus fanáticos.
Los seguidores de Jay Kay, se fueron felices y con el deseo latente de que no pasen otros 14 años…para volver a verlo.
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