Una tarde de verano en una casa que ya no recuerdo. Un vaso de alcohol en mis manos. Bajo la mirada, y observo los rayos del sol que chocan contra el jardín. Siento el efecto del alcohol en mi organismo. Me agrada y decido continuar sentado en el piso, apoyado en una pared azul. Un tipo en una silla plástica murmura algo. Trato de poner atención a lo que dice. Es difícil, el alcohol le dificulta su hablar. Dice algo sobre oscuridad y luego nombra a la luna. Alguien corre hacia el equipo de música y yo cierro los ojos. A los minutos se sienten las palpitaciones de un corazón gigante. No tenía idea lo que pasaba, yo sólo escuchaba. Luego escucho voces en inglés, una serie de diálogos, risas, el sonido constante de una caja registradora, y, como si fuera poco, un gran grito (que puede ser el de cualquiera en una situación extrema), se sobrepone a todo lo anterior, lo que conlleva a un éxtasis musical desconocido. El lado oscuro de la luna, eso decía el tipo de la silla plástica. Me sentía en el puto cielo.
Y cada vez que escucho The Dark Side of the Moon (1973) de Pink Floyd, todo se detiene. Sí, todo cae en una plácida pausa. Después de esa borrachera adolescente, escuché el disco por semanas enteras. Para mí fue lo más parecido a una revelación. El disco fue capaz de quebrar mis esquemas musicales, darlos vueltas y volverlos a colocar en su lugar. Pero ahora con la sensación de poseer algo nuevo, ciertos matices irrepetibles y únicos de esa época atiborrada de psicodelia y efectos de todo tipo. Tiempos de experimentación constante en todos los sentidos, y cuyos resultados siguen resistiendo el poderío del tiempo y del olvido, porque hay cosas que el tiempo no puede desplazar tan fácilmente porque son profundas, y sirven de inspiración, como esta banda y este disco en específico.
Ante tal hecho, el mercado juega de una manera particular: las ediciones especiales, como por ejemplo, la reciente Why Pink Floyd?, sirven para prolongar un legado que, en una de esas, podría subsistir por sí solo; pero con la ayuda de los sellos, y de los negocios que de ellas derivan, el alcance es total y muchas veces exitoso. La jugada de reeditar la obra completa de la banda es perfecta y transversal: se apoya desde el formato vinilo, cassettes, pasa por los clásicos CD, se da una vuelta por los DVD, aprovecha la calidad Blu Ray y termina en el formato Iphone. Todos los sentidos y las tecnologías serán satisfechas por Pink Floyd y su reedición, una banda que no podría haber reeditado sus 14 discos de otra manera más elegante y perfecta.
Why Pink Floyd? también significó que varias veces los integrantes que van quedando se vieran más de una vez las caras. Las rencillas entre Roger Waters y David Gilmour son mundialmente conocidas y la prensa ha especulado más de una vez con ellas. Todos saben lo que les pasa a los dos y todos opinan que son peleas infantiles, un juego de egos que se viene arrastrando por años, una riña que probablemente vaya a seguir en la otra vida, porque es posible que nunca vaya a tener una reconciliación de verdad.
Los que puedan tener estar reedición completa serán privilegiados. Les espera todos los discos de la banda, en todos los formatos posibles; posters, bufandas, grabaciones en vivo (como por ejemplo la mítica Wembley 1974), entre otras sorpresas. En Chile ya esta rondando The Dark Side of the Moon – The Immersion Box Set, el resto de las demás ediciones se publicarán dentro de este año y a principios del próximo. ¿Quién dijo que el lado oscuro de la luna era desconocido y malo?
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