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Desde chico me impresionó el gran cerro que estaba frente a la casa de mis tíos, un día mi padrino dijo que lo subiéramos. Ese día iba mucha gente, parecían hormigas, Pablo fue con nosotros y decía que era una tradición, la gente de verdad parecía hormigas. En esa fecha subían a la cruz porque era semana santa, yo pensaba que arriba estaba Dios y eso me asustaba un poco, mi padrino me llevaba de la mano.

En tres horas llegamos hasta arriba, había mucha gente, yo estaba muy cansado y no sé por qué pensaba tanto en las hormigas.

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